Así son los primeros cambios en tu cuerpo cuando empiezas a comer sano

Aunque sigue habiendo un alto porcentaje de personas sedentarias, cada vez más gente se preocupa por llevar un estilo de vida saludable. Esto se puede apreciar gracias a la proliferación de grandes firmas de moda que se vuelcan en moda deportiva o los alimentos que se ponen de moda como batidos DETOX, avena, quinoa, entre muchos otros.

Antiguamente comer sano se relacionaba con llevar una dieta para perder peso, o se hacía por recomendaciones médicas para mejorar aquellos aspectos de nuestro organismo que estaban afectados. Actualmente las personas que eligen levar un estilo de vida saludable ya no solo lo hacen con el objetivo de bajar unos kilos, sino que hemos dado un paso más y lo que importa es sentirse bien con uno mismo a través de la alimentación.

Introducir en nuestras vidas una alimentación más cuidada hace que nuestro cuerpo y mente experimenten cambios a los pocos días de empezar. Hacemos un repaso junto a la nutricionista y dietista Sarai Alonso de los primeros cambios que notaremos en nuestro cuerpo y mente:

A nivel psicológico: comer sano hace que seamos más felices. El cerebro reconoce que estamos haciendo algo bueno para nuestro cuerpo y nos premia con una subida de la serotonina, la hormona de la felicidad. Esta sensación nos permite afrontar mejor los obstáculos del día a día y nos capacita para hacerlo bien.

A nivel físico: aumenta nuestra resistencia muscular por lo que a la hora de hacer deporte notaremos como somos capaces de mantenerla más en el tiempo. Esto se debe gracias a que nuestros músculos están más sanos ya que reciben los nutrientes y oxígenos necesarios para ejercitarse.

A nivel interno: una dieta equilibrada dota al organismo de todos los nutrientes necesarios para que funcione correctamente sin aparecer carencias que pueden desencadenar en enfermedad.

A largo plazo: los niveles plasmáticos como en el colesterol se regulan con lo que las paredes de los vasos sanguíneos mejoran su resistencia a la presión de la sangre, asegurando la llegada a destino de los nutrientes que transporta.